Desde Fundación PROCLADE queremos celebrar este día, cuyo origen y creación se remonta a la reacción posterior al ataque a la sede de la ONU en Bagdad, Irak, hace ya dos décadas. Es una oportunidad para rendir su merecido homenaje al personal humanitario que, poniendo su vida misma en juego, ejercen su labor en pos del alivio de quienes se encuentran en una situación de sufrimiento extremo.

Es oportuno adentrarnos en la visión de la Asistencia Humanitaria que poseemos en PROCLADE. Este término evoca imágenes de socorro en tiempos de crisis: suministros de alimentos, refugio temporal y atención médica para quienes enfrentan situaciones de desastre y conflicto. Sin embargo, detrás de esta noción aparentemente simple y directa, yace un universo complejo profundo. La asistencia humanitaria no se trata únicamente de proporcionar ayuda puntual; es una interacción entre diferentes culturas, valores y contextos que, procuramos, tenga impactos profundos y duraderos que excedan su eventualidad. 

La asistencia humanitaria no debe considerarse como una vía de una sola dirección, dónde un grupo proporciona ayuda a otro. Es, más bien, un proceso bidireccional, dónde las comunidades afectadas por desastres o conflictos pueden ofrecer una riqueza de conocimiento sobre sus propios sistemas de resiliencia y adaptación. Esta asistencia humanitaria contextualizada y basada en la colaboración y el intercambio de conocimientos, hemos comprobado que resulta en soluciones más duraderas y sostenibles. Por ejemplo, en nuestros proyectos de Ayuda Humanitaria en Haití, procuramos que las personas atendidas formen parte, igualmente, de los procesos integrales de Cooperación de largo alcance que Fundación PROCLADE tiene en el país.

Por tanto, creemos que más allá de los aspectos inmediatos de la asistencia, hay un impacto profundo en la identidad y el tejido social de las comunidades. Por eso, procuramos nunca llegar impositivamente a los territorios, sino ser parte del engranaje de fortalecimiento de sus sistemas de apoyo internos, en lugar de reemplazarlos. Misión, eso sí, que nunca pierde de vista que, sin la satisfacción de las necesidades básicas, no es posible la consecución de objetivos más complejos.

Marta Arcos Porres
Coordinadora de Cofinanciación Pública y Privada