El nuevo gobierno de Pedro Sánchez tiene ante sí la posibilidad de liderar una gestión de los flujos migratorios en la Unión Europea que responda a la crisis humanitaria que se vive. La decisión tomada sobre el ‘Aquarius‘ es un paso positivo, pero no basta con dar protección a un barco, sino que es necesario que España lidere un nuevo enfoque político en la Unión Europea que deje de dar la espalda a las personas refugiadas e impulse políticas de protección de las personas que se desplazan que no se basen en el control y la externalización de fronteras; además de mejorar el actual sistema de acogida para que sea flexible y sostenible.
Quienes huyen de la guerra, la persecución y la violencia deberían encontrar en España un país donde obtener la protección a la que tienen derecho. Así lo han afirmado diez organizaciones que trabajan en el ámbito de refugio y la cooperación internacional, entre ellas la Coordinadora de ONGD de España de la que formamos parte, en el marco del Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se celebra este miércoles 20 de junio.
Las mismas organizaciones elaboraron hace ahora un año un documento conjunto con cinco ejes fundamentales para que el Gobierno español cumpliera con sus compromisos. Sin embargo, un año después de la propuesta, y dos años y medio después de los acuerdos sobre reubicación y reasentamiento adoptados por el Gobierno español y el resto de los Estados de la UE, la situación no ha mejorado, sino que en algunos aspectos se ha visto agravada, cuando las personas refugiadas ya no acaparan la misma atención, ni política, ni mediática, ni social. De hecho, los países europeos solo han cumplido el 33% de sus compromisos de mínimos (16% en el caso español), mientras millones de personas están atrapadas en condiciones infrahumanas en países como Turquía, Líbano, Irán, Uganda, Jordania (principales países de acogida en el mundo), o Grecia e Italia (principales países de llegada en la UE), donde no se les garantiza una adecuada protección de sus derechos.
Ante esta situación, las organizaciones hacen un llamamiento a la acción política ante esta realidad. Lo hacen desde una mirada plural y complementaria con la pripuesta de que cualquier propuesta política que quiera hacer frente al desafío y la oportunidad de la movilidad humana tiene que cumplir, al menos, estos cinco ejes:
1. Impulsar políticas internacionales y europeas que garanticen el debido cumplimiento de los derechos de las personas refugiadas y migrantes
2. Mejorar el sistema de acogida para asegurar condiciones adecuadas de recepción de acuerdo a los estándares internacionales de derechos humanos
3 Garantizar vías de acceso legales y seguras
4. Garantizar el respeto de los derechos humanos y el acceso a la protección internacional en frontera sur
5. Proteger a las personas refugiadas y migrantes, especialmente a aquellas en situación de especial vulnerabilidad