“No tenemos otro año para hablar. La naturaleza no negocia con nosotros”, clamó el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon ante el bloqueo de las conversaciones del pasado martes. Y es que tras varios días de negociación, todavía son demasiados los asuntos que quedan pendientes.
De hecho, la cumbre estuvo a punto de caer en saco roto después de que el lunes, los países empobrecidos abandonaran las negociaciones ante la resistencia de los países ricos a discutir reducciones obligatorias de emisiones. Y es que mientras los países en vías de desarrollo querían un resultado que garantice profundas reducciones de las emisiones, las naciones industrializadas trataban de retrasar las negociaciones sobre el protocolo de Kioto.
ÁFRICA TEME QUE SE ABANDONE KIOTO
Ante esta situación, un total de 53 países africanos, respaldados por el G-77 y China, se levantaron de la mesa de negociaciones, exigiendo que se priorizaran las conversaciones sobre el segundo periodo de compromisos del protocolo frente a las discusiones más generales de los compromisos a largo plazo. Entre sus reivindicaciones, también pedían dialogar sobre financiación climática.
Pese a la vuelta de estos países, el futuro de la cumbre, y del planeta, parece incierto. De hecho, representante española en la ciudad nórdica, la directora de la oficina de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Alicia Montalvo, aventuró que “resulta probablemente difícil que alcancemos un acuerdo jurídicamente vinculante que nos afecte a todos y que sea un único documento”.