Como sabemos, Haití es un país que vive en una situación constante de crisis. En los últimos años ha sido escenario de emergencias climáticas, sanitarias y políticas que han ido agravando enormemente la situación de vulnerabilidad extrema en la que ya se encontraba. Haití es, además, el país más pobre de América, con un Índice de Desarrollo Humano que se asemeja a los de los estados más pobres de África.
Desde esta perspectiva, desde Fundación PROCLADE sabíamos que no nos podíamos quedar indiferentes y, desde hace año, este territorio es para nosotros uno de los países prioritarios de nuestra acción: allí se centran la mayoría de nuestros esfuerzos en el ámbito de ayuda humanitaria, en los que contamos con la cooperación constante de los Misioneros Claretianos de Haití, gracias a los cuales podemos dar respuesta ágil y eficaz en muchas zonas del país, en lugares a donde no llega casi nadie más.
A pesar de haber sido un país tristemente famoso por la avalancha de ayuda recibida a raíz del terremoto de 2010, actualmente Haití es un país olvidado por la cooperación, ya que son muy pocas las ONGs que han permanecido en el territorio y por esto consideramos prioritario seguir trabajando para dar respuesta a las graves crisis que le golpean.
Y es precisamente en este contexto, en el que se enmarca el proyecto de ayuda humanitaria financiado por el Ayuntamiento de Gijón, puesto en marcha con el objetivo de dar respuesta a las necesidades de alimentación y de higiene del barrio de Nazon en Puerto Príncipe, cuya situación se ha visto empeorada por la crisis sanitaria provocada por la COVID-19.
Nazon es un barrio extremamente pobre de la capital en el que viven más de 10.000 personas en viviendas derruidas o construidas con materiales precarios. Durante la pandemia, sin posibilidad de llevar a cabo trabajos puntuales y con la movilidad reducida, muchas personas del barrio comenzaron a no poder satisfacer ni siquiera sus necesidades básicas de alimentación.
Para dar respuesta a esta situación, gracias a este proyecto, se han distribuido kits de alimentación e higiene a 230 familias de la zona, llegando a un total de 1.150 personas. Además, mediante la presente iniciativa se han instalado en el barrio 3 reservorios de agua para el lavado de manos, fundamental en la prevención de enfermedades como la COVID-19, que están siendo gestionados de forma participativa, con la auto organización de 3 Comités de Gestión del Agua conformados por las mismas personas del barrio que se ocupan de rellenarlos para tener una fuente de agua limpia.
Este proyecto está a punto de finalizar, pero no podemos olvidar que estas ayudas son fundamentales para satisfacer los derechos más básicos de la población. Por esto seguimos trabajando en Haití, y en todo el mundo, porque desde Fundación PROCLADE siempre buscaremos seguir trabajando para apoyar a todos aquellos y aquellas que viven en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Gracias a todos y todas las que los seguís haciendo posible.
Mario Pinucci
Técnico de Cooperación al Desarrollo y Ayuda Humanitaria en
Fundación PROCLADE