Por el momento no se posee un informe claro sobre las evaluaciones realizadas en terreno, por lo que no se conocen con exactitud las consecuencias devastadoras que ha sufrido Haiti en estas dos últimas semanas.
En la medida que ha ido bajando el nivel del agua de las calles, se han contabilizado ya más de 600 muertos tras el paso de los diferentes huracanes de las últimas semanas y más de 800.000 personas afectadas, según Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de coordinación de los asuntos humanitarios de la ONU (OCHA)
Lo que sí se tiene constancia es de la incomunicación de las ciudades y de las comunidades más pequeñas, lo cual dificulta aún más la intervención de la ayuda humanitaria de las organizaciones humanitarias las cuales están teniendo grandes dificultades para hacer llegar las provisiones a las ciudades afectadas, puesto que las dos rutas principales hacia Gonaives y Cabo Haitiano estaban bloqueadas por árboles caídos, según informó la OCHA.
Esta incomunicación es provocada por la caída de puentes, derrumbes y movimientos de tierra. De igual manera, existen numerosos daños en las casas, agricultura (por ejemplo en el valle de Artibonite (norte), donde se planta el 80% del arroz del país, quedó totalmente inundado), electricidad y tomas de agua potable.
No hay que olvidar que la situación de Haití era ya verdaderamente desesperada si se tiene en cuenta que ya atravesaba muchas dificultades y muchos retos, un alto nivel de pobreza, una falta de infraestructura marcada y, en el caso climático, una ausencia de cobertura de vegetación que lo deja a la intemperie, por lo que Haití está particularmente expuesto a inundaciones y deslizamientos de tierra debido a esa gran deforestación. El país todavía está traumatizado por la tormenta tropical Jeanne, en la que perdieron la vida 3.000 personas en Gonaives hace cuatro años.
La situación es catastrófica, tan solo en Gonaives hay por ahora 101 muertos (aunque algunas agencias dicen que hay más de 300) y ‘unas 200.000 personas están sin comer desde hace tres días’, indicó el senador que representa este puerto, Yuri Latortue. Esto puede tener graves consecuencias ante el riesgo de formarse peleas y motines por la falta de alimentos, tal y como sucedió en Gonaives ayer martes al asaltar un convoy de alimentos.
Pero no sólo se vive una situación extrema en Gonaives, en la cual se está focalizando la mayoría de la ayuda humanitaria, comunidades más pequeña viven igualmente tragedias y sus habitantes se sienten abandonados porque no les llega ningún tipo de ayuda.
Desde Kazal, lugar donde Fundación PROCLADE, trabaja desde hace años a través de los misioneros claretianos, nos llegan imágenes donde la comunidad está igualmente desesperada, se han perdido cultivos y ganado y las casas están destruidas. La ayuda no llega por que el único puente que había el cual facilitaba la comunicación terrestre, ha sido destruido y están a la espera de que se reconstruya. En las pequeñas comunidades que atiende la parroquia de los misioneros, han muerto 13 personas.
En estos días se está llevando a cabo una evaluación de daños en la zona a través del trabajo de los grupos de base coordinados por los misioneros claretianos para conocer la situación exacta de las familias e identificar las necesidades más prioritarias.
Mientras tanto, Fundación PROCLADE mantiene abierta una cuenta de emergencia para enviar el dinero en el momento que llegue dicho informe de situación de la zona.
Exponemos a continuación una galería de fotografías de la situación de Kazal, enviadas por el misionero claretiano responsable de los proyectos Anibal Zilli
Información y fotografías extraídas de noticias de Fundación PROCLADE, agencias de noticias y páginas web tales como Univision Online, AFP, EFE, DPA.
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En la medida que ha ido bajando el nivel del agua de las calles, se han contabilizado ya más de 600 muertos tras el paso de los diferentes huracanes de las últimas semanas y más de 800.000 personas afectadas, según Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina de coordinación de los asuntos humanitarios de la ONU (OCHA)
No hay que olvidar que la situación de Haití era ya verdaderamente desesperada si se tiene en cuenta que ya atravesaba muchas dificultades y muchos retos, un alto nivel de pobreza, una falta de infraestructura marcada y, en el caso climático, una ausencia de cobertura de vegetación que lo deja a la intemperie, por lo que Haití está particularmente expuesto a inundaciones y deslizamientos de tierra debido a esa gran deforestación. El país todavía está traumatizado por la tormenta tropical Jeanne, en la que perdieron la vida 3.000 personas en Gonaives hace cuatro años.
Desde Kazal, lugar donde Fundación PROCLADE, trabaja desde hace años a través de los misioneros claretianos, nos llegan imágenes donde la comunidad está igualmente desesperada, se han perdido cultivos y ganado y las casas están destruidas. La ayuda no llega por que el único puente que había el cual facilitaba la comunicación terrestre, ha sido destruido y están a la espera de que se reconstruya. En las pequeñas comunidades que atiende la parroquia de los misioneros, han muerto 13 personas.
