Hoy volvemos a volar a Guatemala, donde desde hace tres años, Fundación PROCLADE ha estado trabajando en un plan integral de soberanía alimentaria[1] en 10 comunidades de la Parroquia San Antonio de Padua de Río Dulce en Guatemala.
Como plan integral que es, el proyecto desarrollado ha buscado trabajar en todos los aspectos que implica este concepto, y en sus tres etapas sucesivas ha buscado dar respuesta a todas las necesidades de las comunidades beneficiaras. Es por ello, que cumplidas y finalizadas sus dos primeras fases, relativas a la implantación y asentamiento del plan, en primer lugar y a la mejora de la producción agroecológica, en un segundo momento, la actual última fase se ha focalizado en la promoción del comercio local y de técnicas de producción para fomentar la soberanía alimentaria, capacitando para ello a los líderes, lideresas y técnicos de las organizaciones comunitarias campesinas en técnicas de comercialización de sus propios productos y en el fomento de la soberanía alimentaria autosostenible de las diez comunidades beneficiaras. De hecho, uno de los últimos talleres realizados ha buscado profundizar en algunas de las comunidades todos esos aspectos, centrándose asimismo en ofrecer también formación sobre los roles y perspectivas de género cara al desarrollo de las nuevas actividades generadas.
En definitiva, con esta fase se ha querido cerrar el plan de soberanía alimentaria iniciado en el 2015, potenciando el comercio local entre las comunidades para que puedan hacer llegar sus productos a más vecinos, así como incidir también en la permanencia futura del plan de soberanía alimentaria y su replicabilidad en otras regiones.
El proyecto, que ha conseguido beneficiar a más de 11.900 personas de estas comunidades, además cuenta entre sus logros el haber conseguido el compromiso inicial del Estado de Guatemala de considerar estas técnicas agroecológicas autosostenibles de las comunidades rurales indígenas como elementos de fomento de la soberanía alimentaria.
Esto ha constituido todo un éxito para aquellos que año a año han apostado junto con la Fundación PROCLADE por este proyecto, que ha contado con la financiación pública de diversas instituciones y, concretamente en esta última fase, con la de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Siero y la del Ayuntamiento de Gijón/Xixón.
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[1] Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), desde la Cumbre Mundial de la Alimentación (CMA) de 1996, la Seguridad Alimentaria ‘a nivel de individuo, hogar, nación y global, se consigue cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana”. Asimismo, de acuerdo a las Conclusiones del Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria celebrado en La Habana, en septiembre 2001, la soberanía alimentaria se puede definir como el “derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos campesinos, pesqueros e indígenas de producción agropecuaria, de comercialización y de gestión de los espacios rurales, en los cuales la mujer desempeña un papel fundamental”[1]
*’Los contenidos de las publicaciones realizadas son responsabilidad exclusiva de Fundación PROCLADE. La Comunidad de Madrid no asume responsabilidad alguna sobre dichos contenidos.’