Como cada 13 de septiembre se celebra el Día Mundial del Chocolate y lo celebramos conociendo qué hay detrás de este dulce y acercándonos a quienes lo cultivan bajo los principios del Comercio Justo en América Latina, África y Asia. Así conoceremos por qué el chocolate de Comercio Justo le sienta bien a todo el mundo.
En tableta, en polvo, a la taza, en crema de untar, como ingrediente para postres…el chocolate es uno de los dulces más apreciados. De hecho, en España cada persona consumió de media 3,6 kg de chocolate y productos derivados del cacao durante el 2021. En el Comercio Justo, el cacao es uno de los productos emblemáticos. No es extraño que lo sea, ya que la industria chocolatera convencional esconde numerosas injusticias: pobreza, desigualdad, explotación laboral infantil, deforestación…
En todo el mundo, entre 5 y 6 millones de personas cultivan el cacao, pero la mayoría no gana lo suficiente con su trabajo para poder vivir dignamente. Por ejemplo, en Costa de Marfil y Ghana, los principales países productores de cacao, quienes lo cultivan reciben aproximadamente un 40% menos del precio que deberían cobrar por su producto para poder cubrir costes. De hecho, de las ganancias millonarias de la industria chocolatera, a los agricultores y agricultoras llega un porcentaje muy pequeño, apenas el 6%. Por otro lado, según el Barómetro del Cacao, entre las compañías del sector, no hay un compromiso firme para garantizar ingresos dignos para quienes cultivan el cacao.
Otra de las problemáticas más inhumanas de la producción de chocolate es el trabajo infantil. En África occidental, el trabajo de menores en las fincas de cacao es parte de la vida diaria. Por ejemplo, solo en Costa de Marfil y Ghana, 1,5 millones de niños y niñas trabajan en el cultivo de cacao. Entre sus tareas: utilizar herramientas peligrosas, llevar cargas pesadas o estar expuestos a plaguicidas nocivos.
Las empresas del sector asumieron en su momento compromisos voluntarios para disminuir esta lacra. Pero en las dos últimas décadas no se ha cumplido ninguno. En el plano ambiental, los impactos de la producción convencional de cacao no son nada dulces. En Ghana y Costa de Marfil la superficie de bosque natural ha disminuido en más del 70% en las últimas tres décadas, debido al cultivo de cacao. Su producción supone una de las principales causas de deforestación en todo el mundo.
El cacao de Comercio Justo se cultiva en condiciones dignas y respetuosas con las personas y con el entorno. Las cooperativas y organizaciones que lo producen cumplen los 10 principios del Comercio Justo y, por tanto, garantizan el respeto a los derechos laborales y humanos, salarios y condiciones dignas, prohíben la explotación infantil, apuestan por la igualdad de género y son producidos con técnicas respetuosas con la tierra y el entorno natural. Este modelo, además, va creciendo: la superficie dedicada al cultivo de cacao de Comercio Justo se ha duplicado en los últimos 5 años, según datos de Fairtrade Internacional.
Estefanía Duarte
Técnica de Comunicación y Comercio Justo
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