El Día de Europa, aunque no se comienza a celebrar hasta el año 1985, conmemora la firma de la Declaración de Schuman, el 9 de mayo de 1950, en la que el ministro francés de exteriores propuso la primera administración conjunta de dos países europeos, Alemania y Francia, en este caso en lo concerniente al carbón y acero. Bélgica, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos respondieron a este llamamiento y crearon, el 18 de abril de 1951, la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Pero la idea de fondo que movió a Schuman no era otra que garantizar la paz a largo plazo, en el contexto de una Europa que acababa de salir del mayor conflicto bélico de la historia. Es, de hecho, considerado el inicio de lo que ahora es la Unión Europea. A partir de ese momento histórico, la Comisión Europea concibe esta idea como una realidad a través de la cual naciera una administración conjunta que beneficiara a todos los países del continente.
Y qué mejor momento que el actual para recordar la importancia de trabajar por la paz en Europa, mientras Ucrania es atacada e invadida por Rusia. Es ahora cuando todos esos conceptos inalienables de unidad, fraternidad y solidaridad tienen que pasar de palabras a hechos. La pregunta que debemos plantearnos es: ¿se están viendo estos ideales reflejados en el comportamiento de la UE ante el conflicto ucraniano? ¿puede hacer algo más la UE para poner fin a esta emergencia humanitaria? De lo que no cabe duda es que, tras más de dos meses desde la invasión, se hace evidente que el sueño de Schuman no ha podido mantenerse vivo. Cierto es que, cuando se hace imposible salvaguardar la unidad por la mala praxis de un actor internacional, el papel que ha de jugar la UE es, primero, de tajante condena al invasor por tratarse de una agresión injustificada, cosa que hizo al comenzar la invasión, expresando: “El uso de la fuerza y la coacción para cambiar las fronteras no tiene cabida en el siglo XXI. Las tensiones y los conflictos deben resolverse exclusivamente mediante el diálogo y la diplomacia.”. Y, en segundo lugar, un papel sancionador que también está jugando, principalmente suprimiendo las importaciones y exportaciones entre la UE y Rusia.
No todo han de ser palabras de desesperanza. Un desastre de estas características muestra lo peor del ser humano, pero también lo mejor. Como entidad que está enviando ayuda a terreno y conoce lo que está ocurriendo cerca de la frontera con Polonia, hemos sido conocedores de numerosas acciones solidarias que realizan diversas ONG, instituciones públicas y privadas. Desde Fundación PROCLADE, aunque a una escala pequeña, seguimos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para mitigar los efectos de la guerra en Ucrania.
Nacho Romero
Técnico Base Social y Campañas Fundación PROCLADE