África es el continente de la vida. La vida se celebra, se degusta cada día, sean cual sean las circunstancias. La vida se preserva, se comunica y se continúa incluso después de la muerte. Por eso la muerte es también un acontecimiento social que perpetúa la vida. Cada africano, recuerda ese amor por la vida y la lucha cotidiana para vivirla.
Es el caso de Bacaluca, un joven de 27 años de las montañas Nuba, una región fronteriza entre Sudán del Sur y la República de Sudán. Su ciudad y su estado natal, sufren actualmente un conflicto armado con el ejército de la República de Sudán. Él, hace unos meses se enteró por la radio católica de una oportunidad de formación para ser maestro titulado de Primaria, ofrecida por Solidarity South Sudan1. Un programa en régimen de residencia de dos años. Presentó su solicitud, con otras cinco chicas de su localidad y gracias a una beca y sus propios ahorros, hoy se forma en un centro de formación del Profesorado en Yambio (Sudán del Sur) a más de 1.500 km de su casa. Para ir al centro, tuvo que gastarse los ahorros en volar hasta Uganda y luego por carretera llegar al centro de Yambio. Sabe que en dos años no podrá regresar a ver a su familia. Se comunica con su hermana cuando puede por Internet. Sufre por su familia y amigos pero trabaja duro para lograr ser maestro y volver a ayudarles.
Es también la historia de Dieudonné, edad indefinida, refugiado congoleño en el campo de Riimenze (Sudán del Sur) donde vive desde hace cuatro años, con otras 7.000 personas. En el campo no hay distribución de alimentos, ni ayuda internacional. Hay un puesto de salud que casi nunca funciona: no hay dinero. Pero Dieudonné y sus compañeros, siguen esperanzados en volver a su casa en Congo y mientras sonríe, chapurrea el inglés y acepta los trabajos que le van saliendo, que normalmente le obligan a vivir semanas enteras en malas condiciones para ganar unas libras. Las mismas chanclas de caucho, la misma camiseta y pantalones cortos con algún agujero… pero la misma sonrisa esperanzada a la vida.
Es también la increíble historia de Teszau, una joven de Wau (Sudán del Sur) de 25 años, que orgullosa muestra las instalaciones del pabellón de pediatría del hospital Comboni, donde hace sus prácticas para titularse como enfermera. Siempre sonriente y orgullosa de su formación explica, en muy buen inglés, cada sala y lo que ella hace. Al final, añade: ya he asistido a seis partos. En un país donde menos del 25% de las mujeres han terminado la primaria, su decidida apuesta por la vida, impresiona.
Alrededor de estas tres personas, se observa, aunque no se quiera ver, la falta de lo más básico: educación, salud, acceso al agua y a los alimentos. Tampoco hay electricidad, ni saneamiento adecuado. Escasos, caros e inseguros medios de transporte y graves dificultades de acceso a medios de comunicación. Derechos humanos básicos. Conquistas que la humanidad del S. XXI tiene en la mano para todos los habitantes del planeta, pero que en África, aún están lejos de ser realidad. Es una injusticia patente. Es algo intolerable, más allá de culpabilidades. Es un deber para toda persona de bien, no permanecer impasible. Es cuestión Debida.
–Manifiesta su compromiso para garantizar los Derechos Sociales básicos para todos los africanos, acompañando a éstos en sus iniciativas y proyectos para lograrlo. Es cuestión DEBIDA.
–Manifiesta su voluntad de aprender cada día, del ejemplo de los africanos, en la celebración, el disfrute, la lucha y la comunicación de la vida. Asimilar esta enseñanza de los africanos, es cuestión de VIDA para la humanidad.
Tú también puedes unirte. No te quedes mirando o preguntándote quién es el responsable. Actúa y participa en la campaña. Difunde VIDA.
[1 Desde España cuatro organizaciones de REDES:PROCLADE, PROYDE, SED y Fundación Corazonistas, apoyan esta iniciativa a través de la Plataforma Sur Sudán para la búsqueda de financiación, además de realizar actividades de difusión y sensibilización sobre la situación en la zona, especialmente a partir del referéndum y de la declaración de la independencia de Sudán del Sur. http://www.solidarityssudan.org/]
[2 REDES está formada por 52 organizaciones dedicadas a la Cooperación al Desarrollo, mayoritariamente ligadas a instituciones religiosas y otras organizaciones de inspiración cristiana, que trabajan en procesos de desarrollo en 36 de los 48 países de África Subsahariana desde hace más de 25 años. La Campaña, que también cuenta con otras entidades adheridas, tiene como objetivo sensibilizar sobre la realidad del continente africano desde una mirada nueva y positiva, para lograr un mayor compromiso e impulsar así la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).]
Es el caso de Bacaluca, un joven de 27 años de las montañas Nuba, una región fronteriza entre Sudán del Sur y la República de Sudán. Su ciudad y su estado natal, sufren actualmente un conflicto armado con el ejército de la República de Sudán. Él, hace unos meses se enteró por la radio católica de una oportunidad de formación para ser maestro titulado de Primaria, ofrecida por Solidarity South Sudan 1. Un programa en régimen de residencia de dos años. Presentó su solicitud, con otras cinco chicas de su localidad y gracias a una beca y sus propios ahorros, hoy se forma en un centro de formación del Profesorado en Yambio (Sudán del Sur) a más de 1.500 km de su casa. Para ir al centro, tuvo que gastarse los ahorros en volar hasta Uganda y luego por carretera llegar al centro de Yambio. Sabe que en dos años no podrá regresar a ver a su familia. Se comunica con su hermana cuando puede por Internet. Sufre por su familia y amigos pero trabaja duro para lograr ser maestro y volver a ayudarles.
Alrededor de estas tres personas, se observa, aunque no se quiera ver, la falta de lo más básico: educación, salud, acceso al agua y a los alimentos. Tampoco hay electricidad, ni saneamiento adecuado. Escasos, caros e inseguros medios de transporte y graves dificultades de acceso a medios de comunicación. Derechos humanos básicos. Conquistas que la humanidad del S. XXI tiene en la mano para todos los habitantes del planeta, pero que en África, aún están lejos de ser realidad. Es una injusticia patente. Es algo intolerable, más allá de culpabilidades. Es un deber para toda persona de bien, no permanecer impasible. Es cuestión Debida.
