Desde Fundación PROCLADE hemos viajado a Cuba junto a un equipo de voluntariado para apoyar al Programa de Apadrinamiento de personas mayores, dando soporte en el campamento de niños/as, así como repartos de medicamentos básicos procedentes del dispensario de medicamentos donado por PROCLADE.

Desde que llegamos a Cuba hemos podido observar la realidad en la que se encuentra este país en estos momentos. Llama la atención que el primer pensamiento que tiene la gente al levantarse, tras pensar en la manera de conseguir alimentos para ese mismo día, es de qué forma pueden huir de su tierra. Cuesta pensar cual sería el punto de partida para ver mejoras y, además, es un aspecto que los locales ni siquiera tienen tiempo de plantearse dada la situación de supervivencia diaria.

A pesar de esto, sorprende el hecho de que todavía se puedan encontrar personas que no pierden la esperanza y luchan cada día para aportar su granito de arena. Algunos ejemplos serían madres que hacen lo posible para que niños, sean o no sus hijos, pasen un rato de desconexión y alegría, ya sea con juegos, bailes, canciones y muchas otras cosas. Otro ejemplo sería el compañerismo que tienen los ancianos que acuden al comedor y las responsables de éste.

Por nuestra parte, nos sentimos agradecidas de poder vivir esta experiencia que cada día nos enseña algo nuevo. Además, tenemos las ganas de aportar todo lo que esté en nuestras manos para dar fuerza e ilusión a la población cubana y que así puedan seguir luchando.

Mar y Paula, voluntarias de Fundación PROCLADE