Desde el equipo directivo de Fundación PROCLADE hemos realizado recientemente un viaje a Cuba, planteando un nuevo proyecto para trabajar en una nueva Área de Acción Territorial. En este viaje hemos descubierto muchas palabras, pero también infinitos silencios. Nos han narrado muchas experiencias y las hemos palpado en la sinceridad de las miradas. Unas miradas que transmiten incertidumbre y miedo ante el contexto de crisis que sufre el país. La inflación existente y los sueldos impiden tener una mínima calidad de vida.
En estos momentos han abierto la posibilidad de salir del país y los que pueden no dudan en hacerlo. Se están yendo las personas más jóvenes (sobre todo varones) y están quedándose muchos ancianos a cargo de nietos. El gran problema para estas personas mayores es que la pensión no les da para poder vivir.
La cesta básica (los alimentos “imprescindibles” que entrega el Estado) es cada vez menor y no llega siempre en el mes. Por ello, en nuestras comunidades claretianas (una en Occidente en la Habana, y tres en el Oriente: Santiago, La Maya y Guantánamo) llevan bastante tiempo atendiendo comedores en los que estas personas pueden acudir la última semana del mes, que era cuando se acababa la canasta básica (ahora se agota mucho antes). Pero muchas veces no encuentran qué comprar (aunque haya dinero) para dar de comer a los ancianos, ni siquiera de estraperlo.
Por ello, buscando soluciones juntos, hemos planteado la posibilidad de preparar dos terrenos de los misioneros claretianos, uno en el Oriente y otro en Occidente, para la cría de animales y el cultivo de vegetales. De este modo, se puede crear una seguridad alimentaria en los comedores sin depender tanto de la disponibilidad del mercado. Desde Fundación PROCLADE, a finales de este año comenzaremos a trabajar con fondos propios. Ojalá que entre todos/as, poco a poco, consigamos paliar ese resumen de injusticias que es el hambre, sobre todo entre los más vulnerables que son las personas ancianas. Ojalá.
