No olvidamos que nuestra razón de ser en la Iglesia y la sociedad es ser misioneros. Entendemos la misión vinculada a los más vulnerables de todos los lugares de la Casa Común. Somos misioneros en Europa, en esta Europa que quiere ser hogar de acogida y de defensa de los derechos, con altos estándares de humanidad. Preocupados también por todas las personas que habitamos este Planeta y por las generaciones futuras, aprovechando las sinergias que nos da estar presentes en más de 70 países comprometidos con los más vulnerables desde el anuncio de la Buena Noticia.
Queremos seguir incorporando en nuestro patrimonio carismático, como nos lo piden nuestros documentos capitulares y la misma Iglesia, las dos encíclicas que guían el camino actual: Laudato Sí y Fratelli Tutti. Desde un espíritu de conversión ecológica y de cambio de estructuras sociales y políticas (inseparables de nuestra fe y carisma), nos sentimos compañeros de humanidad y testigos de la esperanza que nos regala la fe en el Dios de la Vida que Jesús nos ha anunciado.